
Es sabido que el tema Cuba dentro de EEUU ha sido históricamente manipulado por la Casa Blanca y sectores de poder asociados a los congresistas de origen cubano de Florida. En contextos electorales, a los migrantes cubanos se les promete el mundo pero, en la práctica, cada presidente norteamericano trata a la diáspora como plato descartable que tira a la basura cuando se le antoja.
La Administración del presidente, Donald Trump, anunció este martes la suspensión de todas las solicitudes de inmigración presentadas por ciudadanos de 19 países, incluidos Cuba y Venezuela, lo que incluye prohibición de viajes y detención del procesamiento de tarjetas verdes y ciudadanía estadounidense para amplios sectores de personas.
La pausa, confirmada por Matthew Tragesser, portavoz del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS), busca garantizar que “quienes se conviertan en ciudadanos sean los mejores entre los mejores. La ciudadanía es un privilegio, no un derecho”, según afirmó a diversos medios estadounidenses. Imagino que “los mejores” serán aquellos que tienen plata. ¿Se prepara el gobierno de EEUU para un proceso de deportación masiva sin precedentes?
En resumen, todos esos cubanos que salieron de Cuba engañados y manipulados contra su pueblo y su gobierno, tendrán que regresar a la Isla en un corto periodo de tiempo. Esperemos que sean lo suficientemente inteligentes para entender que la mejor solución par su prosperidad es invertir en su propio país y desarrollar sus capacidades para el bienestar de Cuba. En definitiva, el Estado cubano siempre ha dejado claro el apoyo a sus nacionales dentro y fuera del país.
Llama notablemente la atención que, una vez más, ningún congresista de origen cubano, ni el Secretario de Estado Marco Rubio, han salido a defender a los cubanos afectados con esta medida. Valdría la pena entonces replantearse el voto latino a estos hipócritas que se han hecho millonarios dividiendo a las familias cubanas. Basta ya de manipulaciones a nuestra diáspora. Ya nos dimos cuenta que el enemigo no es el gobierno cubano; siempre ha estado en la Casa Blanca.
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